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Diseño caótico intencional: cuando romper las reglas es parte de la estrategia

Escrito en colaboración con la IA.



En un mundo dominado por lo perfecto, lo simétrico y lo perfectamente pulido, algo empezó a cambiar. De pronto, en el feed de Instagram o en una campaña de moda, apareció una imagen saturada, una tipografía desordenada, un diseño que parecía "mal hecho". Pero no lo era. Era caos con intención


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El diseño caótico intencional no es una pérdida de control, es una estrategia. Y es cada vez más utilizado por marcas que buscan romper con la saturación visual del marketing tradicional. En medio de tantos layouts perfectos, colores planos y tipografías limpias, una composición que se ve “mal” capta nuestra atención de inmediato. Lo que parece un accidente es, en realidad, un grito visual que funciona como una de las estrategias de marketing digital más disruptivas de este año. 


Este estilo (también conocido como "anti-diseño” o deconstrucción visual) se basa en capas, glitches, collages, elementos fuera de lugar y composiciones que rompen la jerarquía visual clásica. No es para todos, pero en el contexto adecuado, tiene un poder brutal. Y lo más interesante es que no solo se trata de diseño gráfico, se trata de construir una narrativa que refleje una personalidad audaz, joven, desafiante. 


el poder del error

Diesel fue una de las primeras marcas de moda en abrazar este enfoque de forma descarada. Desde sus campañas con efectos tipo glitch, tipografías mal alineadas y fotos sobreexpuestas, logró construir una estética que comunica rebeldía sin necesidad de decirlo. Por otro lado, Balenciaga ha llevado esta idea aún más lejos: no solo hace ropa que parece “mal cortada”, también ha trasladado ese concepto al plano visual, apostando por lo raro, lo incómodo y lo crudo como una declaración de marca. En ambos casos, el caos es parte de la identidad. 


¿Por qué funciona? Porque conecta.


En un contexto donde las personas, especialmente los más jóvenes, buscan autenticidad por encima de perfección, el caos se siente más humano. Las composiciones “rotas” evocan una sensación de cercanía, de espontaneidad, de realidad. En muchos sentidos, están en sintonía con la lógica del marketing con propósito: no se trata solo de verse bien, sino de expresar algo real. 


Para una agencia creativa o una empresa de marketing y publicidad, esto representa una oportunidad. Usar este tipo de diseño no es solo una decisión estética, es una declaración estratégica. Sirve para marcas que quieren hablar con audiencias que ya lo han visto todo. Para aquellas que quieren hacer scroll-stopping no con brillo, sino con ruido visual. 


Ahora bien, como en toda estrategia de marketing, hay que usarlo con inteligencia. El caos debe tener coherencia con el tono de la marca, con el contexto de la campaña, con el canal donde se presenta. No es solo “desordenar por desordenar”, es saber qué romper y por qué. Hay que tener claridad en los objetivos de las campañas digitales, y asegurarse de que la experiencia del usuario no se vea afectada por exceso de ruido. El caos debe emocionar, no confundir. 


Estamos en un momento donde lo disruptivo es necesario, y donde lo imperfecto puede comunicar más que lo perfecto. Y eso, dentro de la estrategia de comunicación de una marca, es una ventaja enorme. Mientras unas marcas buscan atención a través de campañas pulidas, otras eligen perturbar, incomodar, sacudir. Y este 2025, esa quizá fue justamente una de las formas más poderosa de conectar. 





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