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La responsabilidad social no es un valor agregado, es una exigencia

Escrito en colaboración con la IA.



La Generación Z (nacida entre 1997 y 2012) está transformando no solo la forma en que se consume, sino también lo que se espera de las marcas, ya no se trata solo de precio, diseño o funcionalidad, lo que se busca hoy es propósito.


Las nuevas audiencias no compran a ciegas, investigan, cuestionan, comparan y, sobre todo, eligen marcas que estén alineadas con sus valores. Exigen coherencia entre lo que una marca dice y lo que hace.


No lo hacen desde una visión idealista, sino desde una conciencia práctica. Saben que cada compra es un voto y que detrás de cada producto hay decisiones que impactan a personas, comunidades y al planeta.


cada compra es un voto

Lo que dicen los datos: la responsabilidad como criterio de compra

La Generación Z está dispuesta a pagar más por aquellas marcas con propósito que representen sus valores. Según datos de Statista citados en Merca2.0, lo que más influye en sus decisiones de compra no es el producto en sí, sino su impacto y coherencia con causas relevantes:


  • 39 % valora los empaques ecológicos

  • 34 % prioriza el bienestar animal

  • 33 % prefiere productos naturales u orgánicos

  • 27 % se inclina por marcas comprometidas con la justicia social y diversidad

  • 26 % apoya la producción local

  • 23 % considera clave el uso de energías renovables


Estos datos revelan que no basta con ser el mejor producto del mercado: hay que ser el más ético, justo y alineado con las causas que esta generación defiende.


Esta generación no está interesada en marcas perfectas, pero sí en marcas claras, auténticas y comprometidas. Las campañas tradicionales con mensajes superficiales ya no funcionan, hoy, lo que más conecta no es la perfección, sino la congruencia de marca.


transparecia y autenticidad

Transparencia: el lenguaje que sí genera confianza

En este contexto, la transparencia se ha vuelto la piedra angular de la comunicación de marca. No se trata solo de lo que se dice, sino de cómo se dice y, sobre todo, de qué se muestra más allá del mensaje publicitario.


Las marcas transparentes que comparten sus procesos, reconocen sus áreas de mejora, hablan de sus avances reales y lo hacen sin adornos excesivos, son las que generan una conexión genuina.


Porque hoy, todo puede ser buscado, contrastado o expuesto. Si una marca dice que es sostenible, debe demostrarlo; si habla de inclusión, debe vivirla internamente. El consumidor consciente actual no tolera los disfraces.


En palabras de Marketers by Adlatina, la clave para las marcas que buscan permanecer en la preferencia de la Generación Z es simple: autenticidad. Ya no basta con tener un propósito redactado, ese propósito debe verse reflejado en las decisiones y en cada punto de contacto con la audiencia.


Las cancelaciones y lo que cuesta no ser responsable

Uno de los mayores cambios que ha traído la Generación Z es su capacidad de reacción. No solo premian lo que se alinea con sus valores, también castigan con fuerza lo que los contradice.


La cancelación digital ya no es solo un fenómeno viral, es una forma de accountability social.

Cuando una marca incumple su discurso o actúa con falta de sensibilidad, la comunidad no solo lo nota, lo denuncia, lo comparte y lo convierte en tema público. Lo que antes era solo una crisis de reputación, hoy puede representar pérdidas económicas reales, fuga de talento o boicot colectivo.


Las marcas que deseen conectar con las nuevas generaciones deben dejar de pensar en campañas aisladas y empezar a trabajar en una narrativa coherente y sostenible.

Porque las decisiones de compra están cargadas de significado, la responsabilidad social no es una tendencia, es una expectativa. Y quienes entienden esto no solo venderán más, construirán comunidades, legitimidad y valor a largo plazo.




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